miércoles, 3 de enero de 2007

ISRAEL. La tierra prometida y merecida.

Introducción.

Hace ya algún tiempo en el blog de Rui Ferreira, envié y se publicó un comentario mío sobre el tema de Israel, hoy retomo parte de aquel con cambios y actualizado con los sucesos más relevantes.
La República de Israel (nombre oficial, Medinat Yisra’el, Estado de Israel) se fundó en 1948. Tiene una población estimada en el año 2006 de 6,352,117 habitantes. Limita al norte con el Líbano, cuya religión mayoritaria es el Islam; al noreste con Siria, cuya población es 90% árabe, cuya inmensa población practica el Islam; al este con Jordania, de mayoría islamita y cuya religión oficial es el Islam; y al suroeste con Egipto, el Islam es la religión oficial y casi un 90% de egipcios son musulmanes.
Brevemente, la historia moderna de Israel básicamente comienza a principios del siglo XX, al aumentar de la población judía de 12,000 en 1845 a 85,000 en 1914. El 2 de noviembre de 1917, se emite la Declaración de Balfour, donde Inglaterra aprobaría el establecimiento de una patria judía en la región de Palestina. Luego en 1922 los términos de la Declaración de Balfour se incluyeron en el Mandato de Palestina aprobado por la Sociedad de Naciones. El Mandato encargó a Gran Bretaña la gestión de Palestina y la tarea de ayudar a los judíos para reconstituir su patria en ese territorio.
Más de seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis alemanes durante la II Guerra Mundial (véase Holocausto). Cuando los líderes sionistas se percataron de las dimensiones de la persecución y de los asesinatos de judíos realizados por la Alemania nazi, se intensificaron sus reivindicaciones para conseguir un régimen de autogobierno y facilitar la inmigración a Palestina que permitiera el asentamiento de judíos en esta tierra.
El 29 de noviembre de 1947 la ONU adoptó, con el voto favorable 33 a 13 y contando con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Soviética, la Resolución del Plan de Partición que proyectaba la división de Palestina en dos estados.
En Tel Aviv el 14 de mayo se proclama el Estado de Israel. El 15 de mayo, los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak se unieron a los palestinos y otras guerrillas árabes que habían luchado contra los judíos desde 1947. El enfrentamiento se convirtió entonces en la Primera Guerra Árabe – israelí.
La formación de un comando militar árabe unificado que concentró sus tropas en torno a las fronteras, junto con el cierre de los estrechos de Tirán por parte de Egipto y la insistencia de Nasser, en 1967, de que la UNEF abandonara la zona del canal, hicieron que Israel se adelantara a los preparativos ofensivos árabes y atacara Egipto, Jordania y Siria, simultáneamente, el 5 de junio de ese mismo año.
En 1973, Egipto y Siria se unieron en una guerra contra Israel para recuperar los territorios que habían perdido en 1967. Ambos estados iniciaron una ofensiva por sorpresa sobre Israel el 6 de octubre, fecha del Yom Kipur, el día de ayuno sagrado para los judíos.
Tras unas negociaciones secretas, el primer ministro israelí, Rabin, y el presidente de la OLP, Yasir Arafat, se reunieron en la ciudad de Washington, y acordaron firmar un histórico tratado de paz.
En julio de 1994, el primer ministro Rabin y el rey Hussein de Jordania firmaron un tratado de paz que ponía fin a 46 años de enfrentamientos entre ambos Estados. El acuerdo, que se firmó en la Casa Blanca en presencia del residente de Estados Unidos, Bill Clinton, asentó las bases para un tratado de paz definitivo.
El 28 de septiembre, el líder del Likud, Ariel Sharon, visitó uno de los lugares sagrados del Islam, la Explanada de las Mezquitas (en Jerusalén oriental), y este hecho fue el detonante para que se desencadenara uno de los periodos recientes de mayor violencia entre palestinos e israelíes. Hasta aquí a grandes rasgos algunos aspectos importantes de la historia de Israel.

Actualidad.
A través de el tiempo, sobre todo impulsado por la izquierda internacional, que ha hecho de Israel su enemigo jurado, se ha propagado una imagen negativa de los judíos como nacionalidad, se nos quiere presentar como personas usureras y faltas de escrúpulo, acumuladores de riquezas y otra serie de epítetos ofensivos o denigrantes, han expandido con mayor o menor éxito esta imagen negativa de los judíos por todo el planeta.
Los medios de comunicación se han hecho eco de las agresiones importantes contra Israel, pero básicamente como una tarea más, sin realmente preocuparse por atajar la configuración que se esta conformando actualmente.
En meses anteriores, el presidente de Irán en declaraciones se pronunció por negar la existencia del Holocausto y no solamente esto, abrogó por la desaparición del Estado de Israel, declaraciones estas correspondidas con tibieza por la comunidad internacional mayoritariamente.
Al peligro de enfrentar un mundo árabe empeñado en su desaparición y exterminio, Israel se enfrenta ahora a una amenaza mayor, no solo Israel, el mundo en su totalidad con la experimentación y desarrollo de la energía nuclear para su uso en armas, en resumen, la bomba atómica, por parte de Irán, estado que en un forcejeo con los organismos internacionales gana tiempo para presentar la tenencia de la bomba nuclear, como hecho consumado e irreversible.
Tenemos el precedente de la primera guerra de Irak, en la que los iraquíes atacaron con misiles a Israel sin ser este partícipe en el conflicto. Aparte de la Yihad contra los infieles, por creyentes extremistas sin el menor respeto por la vida humana, tanto la propia como la ajena, capaces de detonar artefactos en ligares públicos y repletos de inocentes. No es el Islam que proclama las mejores actitudes y promociona las mejores aptitudes humanas el que precisamente se profesa en la mayor parte de los estados árabes, no; es el Islam adecuado a sus venganzas y frustraciones, que nada tiene que ver con las enseñanzas del profeta. Al contrario de la religión judía que promociona la convivencia y la aceptación de la diferencia.
La paz en el Medio Oriente, insisto, pasa por el reconocimiento de Israel y su derecho a existir como estado y es nuestro deber para impedir otro Holocausto apoyarle por todos los medios posibles y de forma inmediata.