sábado, 23 de diciembre de 2006

Llamada Maliciosa

Allá por la década de los 90 del siglo pasado (ayer), se comenzaron a cambiar las ya vetustas centrales telefónicas que tenían aparte de muchos años, muchos fallos y estaba entre las causas que limitaban la extensión del servicio. Dentro de los muchos servicios que se disponía con la moderna tecnología estaba el identificador de llamada o “caller ID” su nombre original en inglés. Este servicio ampliamente usado desde su origen es muy cómodo, permite ver el número del abonado que nos llama y por ende actuar según nuestro criterio y gusto.
Siempre me han gustado las novedades tecnológicas, pues me hacen pensar con gusto en lo ilimitado de las posibilidades de invención del ser humano. De manera que ni corto ni perezoso, indagué la posibilidad en mi oficina de atención al público para solicitar este servicio, más por la curiosidad de verlo en funcionamiento que por el uso que fuese a darle. En la oficina me atendió una de las mujeres que cobran y atienden directamente al usuario, ella me transfirió a la supervisora, pues no tenía ni la menor idea sobre ese servicio de identificador de llamadas. La supervisora me ofreció asiento en su oficina y puso atención sin comprender que pudiera ser el servicio ese de identificador de llamada; al detallarle de que se trataba el servicio con un “aaahhhh”, me espetó, usted se refiere a la “llamada maliciosa”, inmediatamente al notar mi cara perpleja me explicó que ese servicio no se prestaba salvo que existiese de por medio una solicitud legal o por indagación policial; más aclaraciones de mi parte sobre la naturaleza normal común y corriente de este servicio tuvieron por respuesta que esto se hacía para evitar que las personas molestas por llamadas indeseadas tomasen la justicia por sus manos. Derrotado, partí sin el identificador de llamadas y convencido de que el malicioso era el sistema.
Hoy día el servicio de identificador de llamadas se presta como parte de los servicios de las centrales digitales, no ha aumentado la criminalidad ni tampoco conozco de alguien que se haya tomado la justicia por su mano; pero tengo ahora otra pregunta: ¿por qué se cobra en moneda distinta a la que reciben los cubanos y que es de curso legal en el país?
La anécdota anterior es botón de muestra, es aplicable por extensión al espíritu subyacente en el sistema cubano y en aquellos que le han precedido con el mismo estilo y han fenecido por ley natural. Así el sistema ha conformado todo un cuerpo legal para reprimir a los maliciosos ciudadanos cuyo pensamiento es distinto y lo expresan.
En el discurso en la Universidad de la Habana a principios de este año Fidel Castro lo dejó bien claro, los malos somos nosotros, la masa; de ese espíritu de la claque dirigente surgió la idea de los GPS instalados en los vehículos estatales para vigilar su uso o mal uso.
Es también ese espíritu, que achaca al ser humano el ser malévolo por naturaleza, el que rige los nuevos reglamentos laborales a implantarse o que ya han comenzado a implantarse en los centros laborales.
A fecha de hoy, hay ingenuos que piensan sin ninguna base que el reemplazo de Fidel Castro por Raúl Castro traerá cambios; eso es una soberana tontería, no habrá cambios para los cubanos si no cambia el sistema, porque su espíritu es el malicioso, que no el pueblo, la mayoría. No se puede obligar a las personas a ser buenos o correctos. Un buen comienzo será pensar bien de los demás y asumir la naturaleza honesta y bondadosa que yace en el corazón humano, pensar bien aunque nos preparemos para lo peor y no a la inversa.